Que quiero decir con que dejé el azúcar.


Dejé el azúcar, ¿quiere decir que nunca más comeré brownies, tortas, y postres vistosos que están bombardeando todas las pantallas?. Ya son 7 meses desde que comencé y la verdad no lo deseo.  Me parecen cosas bonitas en foto, pero se que van a ser muy dulces.

Soy de las personas que le encanta mirar el canal de cocina, y que me gustaba recrear las recetas y hacer mis propias versiones. Pero muchas recetas están planeadas para compartir, donde una tarta por lo menos tiene 8 porciones, y sin quién compartir, en una semana me la acababa solita.  Por lo que tenía que reprimir mis ganas de cocinar antojos dulces sólo cuando tenía alguna reunión de amigos y/o familia, y eso me parecía difícil, ya que miraba muchas recetas y las quería cocinar todas.

Hace poco tuve una reunión en casa, para mis amigos era obvio que iba haber postre, aunque para mi no era necesario.  Pero en fin, pensé en varias opciones: (1) Hago un postre como siempre con azúcar común, (2) hago el postre pero utilizando la mitad del azúcar,  mejor para mi paladar, pero la idea es agasajar a la visita, ¿no?  (3) Hago un postre pero con glucosa, o miel de arroz (mizuame) ambas son menos dulce, y si bien se metaboliza distinto a la fructuosa, no quiere decir que sea una opción más saludable, (4) una tarta siguiendo una receta paleo, donde endulzo utilizando frutas pero puedo usar huevos o vegana donde endulzo con frutas sin el uso de huevos.  A todas las opciones las veía de la misma manera, un dulce premio. Todo en moderación es la primera regla. Yo se, que no me va a pasar nada por comer azúcar una vez cada tanto, el problema es que la encuentro muy dulce, a tal punto que no lo disfruto, algo muy difícil de creer, ya que me podía comer una fuente de baklava en un día. En esta reunión, decidí hacer 2 recetas de brownies, una con azúcar común y otra con glucosa, las opciones veganas y paleo deberán esperar, pero de seguro las quiero intentar algún día. Ambas recetas fueron un éxito ante los invitados, pero para mi paladar las hecha con azúcar común eran incomibles.    

Por otro lado, ¿qué pasa cuando salgo a tomar algo?.  La mayoría de los cafés en Buenos Aires, copiaron la moda anglosajona, de cupcakes, y tortas muy golosas y vistosas con crema (frosting) de colores.  Al principio los evité porque estaba tratando de dejar el azúcar, pero hoy por hoy, donde no se me antoja, no me causa ningun tipo de ansiedad. Y en el caso de que quiera probar algo, lo hago. Tengo el control del azúcar que consumo, no voy a dejar de ir a una reunión porque no consumo azúcar, o de probar algo nuevo.   La percepción de sabores cambia más de lo que uno cree cuando deja el azúcar, lo dulce es extremadamente dulce y lo amargo, menos amargo.  Esto me deja disfrutar más el café, probarlo y saborearlo con más placer.  No creo que a todo el mundo le pase lo mismo con el sabor amargo, pero puedo garantizar que una vez que se deje de consumir azúcar, lo dulce, va a parecer más dulce. 

La fruta nunca fue tema de discusión en dejar. La fruta contiene azúcar, es verdad. Pero la diferencia entre la fruta entera y el jugo de fruta o la miel, por ejemplo, es que el azúcar en la fruta entera está ligada con un montón de fibra y nutrientes para retrasar la liberación de azúcar en sangre. En este aspecto también mis gustos han cambiado, antes al pomelo le agregaba un poco de azúcar cuando lo comía en gajos, hoy no hace falta, me parece delicioso, tal y como es. Las cerezas, parecen caramelos, me encanta su sabor, pero me conformo con un puñado menor. La papaya, es de sabor muy suave, y poco dulce.  Y son mis opciones de comida rápida cuando estoy por la calle. Una banana es ideal para comer al paso, no ensucia con jugos y no necesita ser lavada para poder consumirla. 


No quiero endemonizar el azúcar a tal punto de evitar las frutas, o no poder disfrutar una porción de tarta en el cumpleaños de alguien.  Mi idea principal es dejar la mayor cantidad de productos procesados y el mejor camino que yo encontré, es dejar el azúcar casi en su totalidad, para poder volver a lo simple.  Al principio puede ser díficil iniciar este nuevo estilo de vida, y parece que se van a extrañar muchas cosas, pero en realidad uno descubre otros nuevos sabores y los amargos no son tan amargos.   Y un antojo de tanto en tanto no se le niega a nadie. 

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