¿Por qué no reemplacé el azúcar por endulzantes artificiales?



Desde sus inicios han tenido controversia los endulzantes artificiales. El miedo a lo nuevo, y artificial, controversias iniciadas por reportes anecdóticos y a veces por estudios pobremente controlados que han ganado publicidad vía Internet y prensa popular.   

Los endulzantes usados como sustitutos del azúcar parecen ser ideales a la hora de comenzar una dieta ya que no aportan calorías. Pero un estudio realizado por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale EE.UU., sostiene que si se consume alimentos que contienen edulcorantes artificiales, sobre todo si se tiene hambre, es más probable que se consuma algo dulce más tarde. Esto ocurre porque el cerebro tiene receptores para la glucosa y no para endulzantes artificiales estudiados, (ni para la fructuosa).  

El hallazgo, que apareció en el Journal of Physiology el 23 de septiembre 2013, muestra que varios sistemas en el cerebro distinguen entre edulcorantes naturales y artificiales, dijo el autor principal y profesor de psiquiatría en la Facultad de Medicina Ivan de Araujo.  Cuando se administró 2-desoxi-D-glucosa, el bloqueador de los receptores de azúcar, los investigadores encontraron que mientras la glucosa era capaz de competir con éxito contra el bloqueador para ganar entrada a las células, el edulcorante artificial, la sucralosa en este caso, no lo era. Los diferentes éxitos demuestran que los receptores de azúcar no reconocen los edulcorantes artificiales como glucosa, dijo Araújo.

Como la mayoría de los estudios, éste fue realizado en ratones. Cuando los roedores hambrientos se les dio la posibilidad de elegir entre el azúcar y su contraparte artificial, eran más propensos a cambiar su preferencia al azúcar a pesar de que el edulcorante era mucho más dulce. El cerebro sabe cuando se está tratando de engañar y cuando se consume edulcorante artificial, este está interfiriendo con un paso crítico en las vías neurológicas. La vía del "azúcar en energía" se ha visto comprometida, si bien se ha conseguido el sabor, no hubo el placer que causa el azúcar en el cerebro, por lo que instintivamente su cerebro lo anhela y sigue deseando algo dulce. 

Me dejé llevar por un estudio realizado en roedores, puede ser, pero funcionó y me alegra no depender de un producto artificial. 




Fuente:
- https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2892765/
- http://yaledailynews.com/blog/2013/10/01/brain-recognizes-sugar-artificial-sweeteners/

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